Muchos cristianos esperan ansiosamente el regreso del Señor Jesús y anhelan la venida del Salvador. Lo que hemos anhelado ahora finalmente se ha realizado, porque el Señor Jesús ha regresado hace mucho tiempo como el Dios Todopoderoso encarnado, y Dios Todopoderoso expresa la verdad y realiza la obra del juicio comenzando por la casa de Dios. El Señor Jesús dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen” (Juan 10:27). La clave para dar la bienvenida al Señor es escuchar la voz del Señor, todavía hay algunos que no saben cómo escuchar la voz del Señor, y son incapaces de distinguir entre la voz de Dios y la del hombre, y por lo tanto no pueden confirmar que las palabras de Dios Todopoderoso son la voz de Dios. Ahora compartiremos las diferencias entre las palabras de Dios y las del hombre, para que podamos estar seguros de la voz de Dios y recibir el regreso del Señor.
1. Las declaraciones de Dios son las expresiones del Espíritu Santo y representan la identidad de Dios, y hay una diferencia en esencia entre ellas y las palabras del hombre.
Como todos sabemos, el Dios encarnado es el Espíritu de Dios vestido en carne, Él es Dios mismo, y las palabras expresadas por Cristo son las declaraciones del Espíritu Santo. Estas palabras son la verdad, poseen poder y autoridad, y podemos sentir esto cuando las escuchamos. Cuando escuchamos al Señor Jesús haciendo Sus promesas a la humanidad, por ejemplo, cuando escuchamos los mandamientos que Él proclamó a la humanidad, las palabras que pronunció cuando reprendió a los fariseos, Sus enseñanzas, etc., inmediatamente sentimos que las palabras de Dios son la verdad, que tienen poder y autoridad, inspiran reverencia en nuestros corazones, y sabemos en el fondo que estas son las palabras de Dios. Sin embargo, las personas no poseen la esencia de Dios, y mucho menos la identidad de Dios. Cuando escuchamos a las personas hablar, somos capaces de entenderlo, pero de ninguna manera podemos sentir que las palabras de las personas tienen algún poder o autoridad, y mucho menos sentir que son la verdad; son solo algunas palabras que nos benefician, nada más. Esta es la mayor diferencia entre las palabras de Dios y las del hombre, y necesitamos solamente escuchar con nuestros corazones para poder distinguirlas.
Las palabras expresadas por Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, son todas las expresiones directas del Espíritu de Dios. Muchas personas, después de escuchar las palabras de Dios Todopoderoso, saben que son la verdad y poseen poder y autoridad, sólo entonces reconocen que son la voz de Dios. Tal como Dios Todopoderoso dice: “Estoy llevando a cabo Mi obra por todo el universo y en el oriente se producen choques interminables como de truenos que sacuden a todas las naciones y denominaciones. Es Mi voz la que ha guiado a todos los hombres al presente. Haré que todos los hombres sean conquistados por Mi voz, que caigan en esta corriente y se sometan ante Mí, porque desde hace mucho tiempo he recuperado Mi gloria de toda la tierra y la he emitido nuevamente en el oriente. ¿Quién no anhela ver Mi gloria? ¿Quién no espera ansiosamente Mi regreso? ¿Quién no tiene sed de Mi reaparición? ¿Quién no suspira por Mi hermosura? ¿Quién no vendría a la luz? ¿Quién no contemplaría la riqueza de Canaán? ¿Quién no anhela el regreso del Redentor? ¿Quién no adora al Gran Todopoderoso? Mi voz se extenderá por toda la tierra; quiero, frente a Mi pueblo elegido, decirles más palabras. Como los poderosos truenos que sacuden las montañas y los ríos, digo Mis palabras a todo el universo y a la humanidad. Por tanto, las palabras en Mi boca se han convertido en el tesoro del hombre y todos los hombres aprecian Mis palabras. El relámpago destella desde el oriente hasta el occidente. Mis palabras son tales que el hombre se resiste a renunciar a ellas y, al mismo tiempo, las encuentra insondables, pero se regocija aún más en ellas. Al igual que un recién nacido, todos los hombres se alegran y regocijan, celebrando Mi llegada. Por medio de Mi voz, traeré a todos los hombres delante de Mí. A partir de entonces, entraré formalmente a la raza de los hombres para que ellos vengan a adorarme. Con la gloria que irradio y las palabras en Mi boca, haré que todos los hombres se presenten ante Mí y vean que el relámpago destella desde el oriente, y que Yo también he descendido al ‘Monte de los Olivos’ del oriente. Verán que llevo ya mucho tiempo en la tierra, ya no como el Hijo de los judíos, sino como el Relámpago del oriente. Porque he resucitado hace mucho tiempo, me he alejado del seno de la humanidad y reaparecido luego con gloria entre los hombres. Soy Aquel que fue adorado en eras innumerables antes de ahora y también soy el infante abandonado por los israelitas en eras innumerables antes de ahora. ¡Además, soy el todo glorioso Dios Todopoderoso de la era actual! Que todos se presenten ante Mi trono y vean Mi semblante glorioso, oigan Mi voz y contemplen Mis obras. Esta es la totalidad de Mi voluntad; es el fin y el clímax de Mi plan, así como el propósito de Mi gestión. ¡Que cada nación me adore, que cada lengua me reconozca, que todos los hombres depositen su fe en Mí y que todas las personas se sometan a Mí!”.
“No obstante, mientras el viejo mundo continúe existiendo, lanzaré Mi furia sobre sus naciones, promulgando abiertamente Mis decretos administrativos por todo el universo, y enviaré castigo a quienquiera que los viole:
Cuando vuelvo Mi rostro al universo para hablar, toda la humanidad oye Mi voz, y ve inmediatamente todas las obras que en todo el universo Yo he forjado. Los que van en contra de Mi voluntad, es decir, los que se oponen a Mí con los hechos del hombre, caerán bajo Mi castigo. Yo tomaré las numerosísimas estrellas de los cielos y las haré de nuevo; gracias a Mí el sol y la luna serán renovados, los cielos ya no serán más como eran y las innumerables cosas sobre la tierra serán renovadas. Todos serán completados por medio de Mis palabras. Las muchas naciones que hay dentro del universo serán divididas de nuevo y reemplazadas por Mi reino, de forma que las naciones sobre la tierra desaparecerán para siempre y todas ellas se convertirán en un reino que me adorará; todas las naciones de la tierra serán destruidas, y dejarán de existir. De los seres humanos del universo, todos los pertenecientes al diablo serán exterminados y Mi fuego ardiente abatirá a todos los que adoran a Satanás, es decir que, excepto los que están ahora dentro de la corriente, el resto quedará reducido a cenizas. Cuando Yo castigue a los muchos pueblos, los del mundo religioso regresarán en grados diferentes a Mi reino, conquistados por Mis obras, porque habrán visto la llegada del Santo cabalgando sobre una nube blanca. Toda la gente será separada según su propia especie, y recibirá castigos proporcionales a sus acciones Todos aquellos que se han opuesto a Mí perecerán; en cuanto a aquellos cuyos actos en la tierra no me han involucrado, seguirán existiendo en la tierra bajo el gobierno de Mis hijos y de Mi pueblo debido a la forma como se han comportado. Yo me revelaré a las innumerables personas y naciones, y con Mi propia voz resonaé por la tierra, proclamando la terminación de Mi gran obra, para que toda la humanidad la vea con sus propios ojos”.
Cada palabra pronunciada por Dios Todopoderoso llena de poder y autoridad de Dios; manifiestan la identidad de Dios y están repletos de la majestuosidad y la ira de Dios. Son palabras que ningún ser creado podría hablar, y esto es algo que ningún ser creado podría lograr, ya que Dios está pronunciando Sus palabras a toda la humanidad. Además de Dios, ¿quién más podría pronunciar palabras a toda la humanidad? ¿Quién más podría relacionarse y expresarse a la humanidad la voluntad suprema de Dios para salvar al hombre? Podemos percibir en las palabras de Dios Todopoderoso que estas palabras se hablan al mundo entero y a toda la humanidad a través de la identidad y el estatus del Creador, y que revelan por completo el carácter justo y majestuoso de Dios que no tolera ninguna ofensa. Incluso si las personas son incapaces de entender la verdad de las palabras de Dios, después de escuchar las palabras de Dios Todopoderoso pueden sentir el poder y la autoridad dentro de ellas, y reconocer que son la voz de Dios y las expresiones directas del Espíritu de Dios.
2. Las palabras de Dios pueden comenzar la nueva era y terminar la vieja era, y pueden mostrar a las personas la forma de practicar en la nueva era. Las personas solo pueden apoyarse sobre el fundamento de las palabras y la obra de Dios para hablar un poco sobre sus propias experiencias y comprensión.
Las palabras expresadas por Dios encarnado pueden comenzar la nueva era y terminar la vieja era, y pueden mostrar a las personas la forma de practicar en la nueva era. Esto está determinado por la esencia de Dios. Las palabras del hombre, por otro lado, no pueden empezar la nueva era, ni tampoco pueden mostrar a las personas el camino de practicar en la nueva era. Todo lo que la gente puede hacer es apoyarse sobre el fundamento de las palabras y la obra de Dios para hablar sobre sus propias ideas y comprensión, y no pueden ir más allá del alcance de la obra y las palabras de Dios. Esta es otra diferencia entre las palabras de Dios y las del hombre. Al final de la Era de la Ley, por ejemplo, las personas cometían más y más pecados, y muchas personas eran incapaces de cumplir con las leyes y se enfrentaban a ser condenados y ejecutados por las leyes. Según las necesidades del hombre, Dios mismo se hizo carne y realizó la obra de la redención. Las palabras y la obra del Señor Jesús pusieron fin a la Era de la Ley y comenzaron la Era de la Gracia. Ya nos les enseñó a las personas cómo cumplir con las leyes, sino que les mostró un nuevo camino de práctica: Él les pidió que confesaran sus pecados y se arrepintieran, que amaran a sus enemigos, que fueran humildes, pacientes, que perdonaran y amaran a sus vecinos como a ellos mismos, y así sucesivamente. Estas palabras eran más nuevas, palabras más altas pronunciadas sobre la base de la Era de la Ley. A partir de ese momento, todas las personas hablaron un poco sobre su propia comprensión y conocimiento sobre el fundamento de las palabras y la obra del Señor Jesús, sin embargo, nadie pudo ir más allá del alcance de las palabras y la obra de Dios.
Aunque la humanidad experimentó la redención del Señor Jesús durante la Era de la Gracia, la naturaleza pecaminosa del hombre todavía permaneció profundamente arraigada en su interior. La gente todavía vive constantemente una vida de pecar en el día y confesar por la noche, sin poder deshacerse de las ataduras y grilletes del pecado. ¿Quién de la humanidad fue capaz de pronunciar palabras que permitieran a las personas deshacerse de las ataduras del pecado una vez por todas y mostrarles un nuevo camino de práctica? ¡Ninguno! Solo las palabras de Dios pueden purificar y salvar a las personas, poner fin a la antigua era, y mostrarle a las personas la forma de practicar en la nueva era. Dios dice: “Cuando Jesús vino al mundo del hombre, marcó el comienzo de la Era de la Gracia y terminó la de la Ley. Durante los últimos días, Dios se hizo carne una vez más y, con su encarnación, acabó la Era de la Gracia y comenzó la del Reino. Todos aquellos que puedan aceptar la segunda encarnación de Dios serán conducidos a la Era del Reino, y además podrán aceptar personalmente la dirección de Dios. Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad, se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter corrompido por Satanás. Y así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios volvió a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra llevó al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida”.
“En la obra de los últimos días, la palabra es más poderosa que la manifestación de señales y maravillas, y la autoridad de la palabra sobrepasa la de las señales y las maravillas. La palabra revela todas las actitudes corruptas enterradas en lo profundo del corazón del hombre. No tienes forma de reconocerlas por ti mismo. Cuando te sean reveladas por medio de la palabra, llegarás a descubrirlas de forma natural; no serás capaz de negarlas, y estarás totalmente convencido. ¿No es esta la autoridad de la palabra? Este es el resultado alcanzado por la obra actual de la palabra. Por tanto, el hombre no puede salvarse totalmente de sus pecados por medio de la curación de la enfermedad y la expulsión de los demonios, y no puede ser hecho totalmente completo por medio de la manifestación de señales y maravillas. La autoridad para sanar enfermedades y expulsar demonios sólo le otorga gracia al hombre, pero la carne del hombre sigue perteneciéndole a Satanás y el carácter satánico corrupto permanece dentro del hombre. En otras palabras, lo que no se ha purificado sigue perteneciéndole al pecado y la inmundicia. Sólo después de que el hombre se haya purificado por medio de la palabra podrá ser ganado por Dios y ser santificado”.
Dios Todopoderoso encarnado en los últimos días, ha venido a la tierra. Él ha acabado con la Era de la Gracia y comenzado la Era del Reino; Él ha expresado millones de palabras, otorgado al hombre todas las verdades que necesita para alcanzar la salvación completa, y expuesto todos nuestros diversos caracteres corruptos; Nos ha dicho a quién ama y a quién odia, cómo debemos practicar para poder resolver nuestros caracteres corruptos y nuestra naturaleza pecaminosa, para poder escapar de la influencia de Satanás por completo, y para ser purificados y alcanzar la plena salvación de Dios; Nos ha dicho cómo podemos convertirnos en personas que hacen la voluntad del Padre celestial, y qué son la verdadera obediencia a Dios y el verdadero amor por Dios. ¿Quién es capaz de expresar palabras que puedan salvar y purificar a la humanidad? ¿Y quién puede salvarnos del pecado? Ningún ser humano puede hacer esto; solo Dios puede hacer esto.
Ahora vemos que las palabras de Dios pueden comenzar la nueva era y terminar la vieja, y que pueden salvar y purificar a las personas, y mostrarles el camino de la práctica en la nueva era. Ningún ser humano podría pronunciar tales palabras, porque la esencia del hombre es el hombre, y las palabras del hombre no son la verdad. Todo lo que la gente puede hacer es apoyarse sobre el fundamento de la obra y las palabras de Dios para hablar un poco sobre sus propias ideas y comprensión, y no pueden ir más allá del alcance de la obra y las palabras de Dios.
3. Las palabras de Dios pueden revelar misterios; las palabras del hombre no pueden.
Dios se hizo carne para salvar al hombre, por lo que debe expresar muchas verdades y revelar muchos misterios. Es por eso que cada vez que Dios se hace carne, siempre revela muchas verdades y misterios, y esto es algo que ningún ser humano puede hacer. Por ejemplo, cuando el Señor Jesús vino, reveló el misterio de cómo entrar en el reino de los cielos, y también nos dijo qué obra haría cuando viniera en los últimos días, y qué presagios parecerían para señalar Su regreso, y así.
Las palabras pronunciadas por Dios Todopoderoso, Cristo de los últimos días, también revelan muchos misterios. Por ejemplo, Dios Todopoderoso dice: “Es sólo durante los últimos días que la obra que he estado gestionando durante miles de años se revela por completo al hombre. Es hasta ahora que he revelado al hombre el misterio completo de Mi gestión, y el hombre ha conocido el propósito de Mi obra y, además, ha llegado a comprender todos Mis misterios. Yo ya le he dicho al hombre todo lo que le preocupa sobre el destino. Ya le he revelado al hombre todos Mis misterios, misterios que estuvieron ocultos durante más de 5900 años”.
“Este tipo de misterio es algo que ningún hombre puede desvelar. Por mucho entendimiento que el hombre tenga de la Biblia, sigue sin ser nada más que palabras, porque el hombre no entiende la esencia de la Biblia. Cuando el hombre lee la Biblia, puede comprender algunas verdades, explicar algunas palabras o someter algunos pasajes y capítulos famosos a su escrutinio mezquino, pero nunca podrá extraer el significado contenido en esas palabras, porque todo lo que el hombre ve son palabras muertas, no las escenas de la obra de Jehová y de Jesús, y el hombre es incapaz de descifrar el misterio de esa obra. Por tanto, el misterio del plan de gestión de seis mil años es el más grande de los misterios, el más profundamente oculto y totalmente insondable para el hombre. Nadie puede entender directamente la voluntad de Dios, a no ser que Él mismo la explique y la revele al hombre, porque, de lo contrario, estas cosas seguirán siendo por siempre un acertijo, un misterio sellado para el hombre. Que no se preocupen los del mundo religioso; si no se os hubiese dicho hoy, tampoco lo habríais comprendido. Esta obra de seis mil años es más misteriosa que todas las profecías de los profetas. Es el mayor misterio desde la creación, y ningún profeta a lo largo de las eras ha sido nunca capaz de comprenderlo, porque este misterio sólo se desentraña en la era final y no se ha revelado nunca”.
Dios Todopoderoso nos revela el misterio de Su plan de gestión de seis mil años para salvar a la humanidad, como cuál es Su propósito en Su gestión de la humanidad, cómo hace la obra del juicio en los últimos días, cuál es el significado de la obra, los misterios de las encarnaciones, la historia interna sobre las tres etapas de la obra de Dios, la raíz causante del pecado de la humanidad, la verdad de la corrupción de la humanidad por Satanás, cómo Satanás corrompe a la humanidad, cómo Dios salva al hombre, cómo el hombre será separado cada uno según su especie, cómo Dios perfecciona a un grupo de personas en los vencedores, cómo llegará a ser el reino de Cristo, la belleza del Reino del Milenio, y más. Dios nos revela todos estos misterios. Estas palabras son verdades y misterios que nunca antes hemos escuchado, los cuales cumplen con precisión las profecías del Señor Jesús: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13).
Pensemos en ello: si Dios mismo no viniera a realizar Su obra y a decir Sus palabras, ¿quién más sería capaz de expresar tantas verdades? ¿Quién más sería capaz de articular completamente la obra de Dios mismo? ¿Y quién más sería capaz de contarnos estos misterios? Estos misterios son asuntos que se relacionan con Dios y con el reino de los cielos, y que se relacionan con lo que Dios completará en el futuro. Todos estos misterios están relacionados con el plan de gestión de Dios, y además de Dios, nadie puede conocerlos. Tal como Apocalipsis 5:3-5 dicen: “Y nadie, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro ni mirar su contenido. Y yo lloraba mucho, porque nadie había sido hallado digno de abrir el libro ni de mirar su contenido. Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores; mira, el León de la tribu de Judá, la Raíz de David, ha vencido para abrir el libro y sus siete sellos”. Los seres humanos somos solo criaturas de Dios, y no podemos revelar misterios. Antes de que Dios nos revelara estos misterios, todo lo que podíamos leer en la Biblia eran solo letras. Hay muchos doctores en teología quienes se dedican a estudiar la Biblia, pero aún así todo lo que pueden hacer es inferir algunos significados literales de acuerdo con su propia capacidad mental y experiencia. Esta es la diferencia en esencia entre Dios y el hombre.
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