Versículos bíblicos como referencia:
“Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre era Nehusta, hija de Elnatán, de Jerusalén” (2 Reyes 24:8).
“Jesús le dijo: En verdad te digo que esta misma noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (Mateo 26:34).
“Y Jesús le dijo: En verdad te digo que tú, hoy, esta misma noche, antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces” (Marcos 14:30).
“Pero Jesús le dijo: Te digo, Pedro, que el gallo no cantará hoy hasta que tú hayas negado tres veces que me conoces” (Lucas 22:34).
“Jesús le respondió: ¿Tu vida darás por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo sin que antes me hayas negado tres veces” (Juan 13:38).
“Y él, arrojando las piezas de plata en el santuario, se marchó; y fue y se ahorcó” (Mateo 27:5).
“Este, pues, con el precio de su infamia adquirió un terreno, y cayendo de cabeza se reventó por el medio, y todas sus entrañas se derramaron” (Hechos 1:18).
Las palabras relevantes de Dios:
La Biblia es un registro histórico de la obra de Dios en Israel, y documenta muchas de las predicciones de los antiguos profetas, así como algunas de las declaraciones de Jehová en Su obra en aquel momento. Por tanto, todas las personas consideran este libro como santo (porque Dios es santo y grande). Por supuesto, todo esto es resultado de su reverencia por Jehová y su adoración a Dios. Las personas se refieren así a este libro, sólo porque las creaciones de Dios muestran una gran veneración y adoración a su Creador, y están incluso aquellos que catalogan a este libro como un libro celestial. En realidad, es simplemente un registro humano. Jehová no lo tituló ni guio su creación personalmente. Es decir, el autor de este libro no es Dios, sino los hombres. La Santa Biblia sólo es el título respetuoso que el hombre le dio. No fue decidido por Jehová y Jesús tras un debate entre Ellos; no es nada más que una idea humana. Porque Jehová no escribió este libro, y, mucho menos, Jesús, sino que son los relatos transmitidos por muchos antiguos profetas, apóstoles y videntes, recopilados por generaciones posteriores en un libro de escritos antiguos que, para las personas, parece especialmente santo; un libro que, en su opinión, contiene muchos misterios insondables y profundos que están esperando ser descubiertos por generaciones futuras. Así pues, las personas están aún más dispuestas a creer que este libro es un libro celestial. Con la incorporación de los Cuatro Evangelios y el Libro del Apocalipsis, la actitud de las personas hacia él es particularmente diferente de la que tienen hacia cualquier otro libro y, por tanto, nadie se atreve a diseccionar este “libro celestial”, porque es demasiado “sagrado”.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (4)’ en “La Palabra manifestada en carne”
Hoy, ¿quién entre vosotros se atreve a decir que todas las palabras habladas por aquellos que el Espíritu Santo usó vinieron del Espíritu Santo? ¿Se atreve alguien a decir tales cosas? Si dices tales cosas, ¿por qué se descartó entonces el libro de profecía de Esdras y por qué se hizo lo mismo con los libros de esos antiguos santos y profetas? Si todos vinieron del Espíritu Santo, ¿por qué os atrevéis entonces a hacer esas elecciones caprichosas? ¿Estás cualificado para escoger la obra del Espíritu Santo? Muchas historias de Israel también se descartaron. Y si crees que estos escritos del pasado vinieron todos del Espíritu Santo, ¿por qué se descartaron entonces algunos de los libros? Si todos vinieron del Espíritu Santo, deberían haberse mantenido, y enviarse a los hermanos y hermanas de las iglesias para que los lean. No deberían haber sido escogidos o descartados por voluntad humana; es erróneo hacerlo. Decir que las experiencias de Pablo y Juan se mezclaron con sus opiniones personales no significa que sus experiencias y su conocimiento viniesen de Satanás, sino sólo que tuvieron cosas procedentes de sus experiencias y opiniones personales. Su conocimiento fue acorde con el trasfondo de sus experiencias reales de la época, y ¿quién puede decir con toda confianza que todo ello venía del Espíritu Santo? Si los Cuatro Evangelios vinieron todos del Espíritu Santo, entonces ¿por qué dicen Mateo, Marcos, Lucas y Juan cosas diferentes sobre la obra de Jesús? Si no creéis esto, mirad entonces los relatos de la Biblia de cómo Pedro negó al Señor tres veces: son todos diferentes y cada uno tiene sus propias características. Muchos ignorantes dicen: “Dios encarnado también es un hombre, así que ¿pueden venir entonces del Espíritu Santo todas las palabras que Él habla? Si las palabras de Pablo y Juan estaban mezcladas con la voluntad humana, ¿no están entonces las palabras que Él habla realmente mezcladas con la voluntad humana?”. ¡Las personas que dicen esas cosas están ciegas y son ignorantes! Leed detenidamente los Cuatro Evangelios; leed lo que registraron acerca de las cosas que Jesús hizo y las palabras que habló. Cada relato es simplemente diferente y cada uno de ellos tiene su propia perspectiva. Si lo escrito por los autores de estos libros vino todo del Espíritu Santo, entonces tendrían que ser todos iguales y coherentes. Entonces ¿por qué existen discrepancias? ¿No es el hombre extremadamente insensato, al ser incapaz de ver esto?
Extracto de ‘Acerca de los apelativos y la identidad’ en “La Palabra manifestada en carne”
El Evangelio de Mateo, en el Nuevo Testamento, documenta la genealogía de Jesús. Al principio, dice que Jesús era descendiente de Abraham y de David, e hijo de José; después dice que fue concebido por el Espíritu Santo, y nacido de una virgen; esto significaba que no era el hijo de José o un descendiente de Abraham ni de David. La genealogía, sin embargo, insiste en asociar a Jesús con José. Seguidamente, la misma comienza a relatar el proceso por medio del cual nació Jesús. Dice que fue concebido por el Espíritu Santo, que nació de una virgen, y no fue el hijo de José. Pero en la genealogía está escrito con claridad que Jesús fue el hijo de José; y como esta se escribe para Jesús, registra cuarenta y dos generaciones. Cuando llega a la generación de José, dice apresuradamente que era el marido de María, palabras que se dieron con el fin de demostrar que Jesús era descendiente de Abraham. ¿No es una contradicción? La genealogía documenta con nitidez el linaje de José, es obviamente su genealogía, pero Mateo insiste en que es la de Jesús. ¿No niega esto la realidad de la concepción de Jesús por el Espíritu Santo? Por tanto, ¿no es la genealogía escrita por Mateo una idea humana? ¡Es ridículo! Así es como puedes saber que este libro no vino totalmente del Espíritu Santo.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
Hoy, las personas creen que la Biblia es Dios, y que Él es la Biblia. Así, también creen que todas las palabras de la Biblia fueron las únicas palabras habladas por Dios, y que Él las pronunció todas. Los que creen en Dios piensan incluso que, aunque los sesenta y seis libros del Antiguo y del Nuevo Testamento fueron escritos por personas, fueron todos inspirados por Dios, y un registro de las declaraciones del Espíritu Santo. Esta es la comprensión errónea del hombre, y no es completamente acorde con los hechos. En realidad, aparte de los libros de profecía, la mayor parte del Antiguo Testamento es un relato histórico. Algunas de las epístolas del Nuevo Testamento provienen de las experiencias de las personas, y otras del esclarecimiento del Espíritu Santo; las epístolas paulinas, por ejemplo, surgieron de la obra de un hombre, fueron el resultado del esclarecimiento del Espíritu Santo, y se escribieron para las iglesias, y fueron palabras de exhortación y aliento para los hermanos y hermanas de las mismas. No fueron palabras habladas por el Espíritu Santo; Pablo no podía hablar en nombre del Espíritu Santo, ni era profeta, y mucho menos veía las visiones como Juan. Sus epístolas se escribieron para las iglesias de Éfeso, Filadelfia, Galacia, y otras. Por tanto, las epístolas paulinas del Nuevo Testamento son epístolas que Pablo escribió para las iglesias, y no son inspiraciones del Espíritu Santo ni Sus declaraciones directas. Son simplemente palabras de exhortación, alivio y aliento que escribió para las iglesias durante el transcurso de su obra. Así, también, son un registro de gran parte de la obra de Pablo en esa época. Se escribieron para todos los hermanos y hermanas en el Señor, para que los hermanos y hermanas de las iglesias de esa época siguieran su consejo y vivieran de acuerdo con el camino de arrepentimiento del Señor Jesús. De ninguna manera dijo Pablo que, en las iglesias de esa época o las del futuro, todos deben comer y beber las cosas que él escribió, ni que sus palabras venían todas de Dios. De acuerdo con las circunstancias de la iglesia en esa época, él simplemente tenía comunión con los hermanos y las hermanas, los exhortaba, e inspiraba fe en ellos, y simplemente predicaba, o recordaba a las personas y las exhortaba. Sus palabras estaban basadas en su propia carga, y apoyaba a las personas por medio de ellas. Él hizo la obra de un apóstol de las iglesias de esa época, era un obrero usado por el Señor Jesús, y por tanto se habría responsabilizado de las iglesias, y tuvo que llevar a cabo la obra de las mismas, tuvo que aprender acerca de las condiciones de los hermanos y las hermanas; por ello, escribió epístolas para todos ellos en el Señor. Todo lo edificante y positivo para las personas que habló fue correcto, pero no representaba las declaraciones del Espíritu Santo ni podía representar a Dios. ¡Es un entendimiento atroz y una blasfemia tremenda que las personas traten los relatos de las experiencias de un hombre y las epístolas de un hombre como las palabras habladas por el Espíritu Santo a las iglesias! Eso es particularmente cierto cuando se trata de las epístolas que Pablo escribió para las iglesias, porque estas se escribieron para los hermanos y hermanas, según las circunstancias y la situación de cada iglesia en esa época. Su fin era exhortar a los hermanos y hermanas en el Señor, de forma que pudieran recibir la gracia del Señor Jesús. Sus epístolas tenían el fin de animar a los hermanos y hermanas de esa época a actuar. Puede decirse que esta era su propia carga, y también la que el Espíritu Santo le dio; después de todo, fue un apóstol que dirigió a las iglesias de esa época, que escribió epístolas para las iglesias y las exhortó; esta era su responsabilidad. Su identidad fue simplemente la de un apóstol obrero, y fue simplemente un apóstol enviado por Dios; no fue un profeta ni un adivino. Para él, su propia obra y las vidas de los hermanos y hermanas eran de la mayor importancia. Por tanto, no podía hablar en nombre del Espíritu Santo. Sus palabras no eran las palabras del Espíritu Santo, y mucho menos podría decirse que fueran las de Dios, porque Pablo no era nada más que una criatura de Dios y, sin duda, no era Su encarnación. Su identidad no era la misma que la de Jesús. Las palabras de Jesús fueron las del Espíritu Santo, las de Dios, porque Su identidad era la de Cristo, el Hijo de Dios. ¿Cómo podía ser Pablo Su igual? Si las personas consideran las epístolas o las palabras similares a las de Pablo como declaraciones del Espíritu Santo, y las adoran como a Dios, sólo puede decirse que no discriminan correctamente. Dicho de forma más seria, ¿no es esto simplemente blasfemia? ¿Cómo podría un hombre hablar en nombre de Dios? ¿Y cómo podrían las personas postrarse ante los relatos de sus epístolas y las palabras que habló como si fueran un libro santo o un libro celestial? ¿Podría el hombre pronunciar informalmente las palabras de Dios? ¿Cómo podría un hombre hablar en nombre de Dios? Por tanto, ¿qué dices? ¿Podrían las epístolas escritas para las iglesias no estar contaminadas con sus propias ideas? ¿Cómo no iban a estar contaminadas con ideas humanas? Él escribió epístolas para las iglesias, basándose en sus experiencias personales y su propio conocimiento. Por ejemplo, Pablo escribió una epístola a las iglesias gálatas, que contenía una determinada opinión, y Pedro escribió otra con otro punto de vista. ¿Cuál de ellas vino del Espíritu Santo? Nadie lo puede decir con seguridad. Así pues, sólo puede decirse que ambos llevaban una carga para las iglesias, pero sus cartas representan su estatura, su provisión y apoyo para los hermanos y las hermanas, su carga hacia las iglesias, y sólo representan obra humana, no eran totalmente del Espíritu Santo. Si dices que sus epístolas son las palabras del Espíritu Santo, entonces eres absurdo, ¡y estás cometiendo blasfemia! Las epístolas paulinas y las otras epístolas del Nuevo Testamento equivalen a las biografías de figuras espirituales más recientes: Están a la par de los libros de Watchman Nee o las experiencias de Lawrence, y así por el estilo. Es simplemente que los libros de figuras espirituales recientes no están recopilados en el Nuevo Testamento, pero la esencia de estas personas era la misma: fueron personas usadas por el Espíritu Santo durante cierto período, y no podían representar directamente a Dios.
Extracto de ‘Relativo a la Biblia (3)’ en “La Palabra manifestada en carne”
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