Dios Todopoderoso dice: "La obra del hombre representa su experiencia y su humanidad. Lo que el hombre ofrece y la obra que el hombre hace lo representan a él. La visión del hombre, el razonamiento del hombre, la lógica del hombre y su rica imaginación, todo se incluye en su obra. En particular, la experiencia del hombre puede representar más su obra, y lo que una persona ha experimentado serán los componentes de su obra. La obra del hombre puede expresar su experiencia. Cuando algunas personas están experimentando en un estado pasivo, la mayor parte de su compartir consiste de elementos negativos. Si, durante un período de tiempo, su experiencia es positiva y tienen caminos particularmente en el lado positivo, lo que ellos comparten es muy alentador y las personas podrán obtener de ellos una provisión positiva. Si, durante un período de tiempo, un obrero se vuelve pasivo, su compartir siempre llevará elementos negativos. Esta clase de compartir es deprimente y los demás, de una forma inconsciente, se deprimirán al seguir lo que comparte. El estado de los seguidores cambia dependiendo del estado del líder. Lo que un obrero es por dentro es lo que expresa, y la obra del Espíritu Santo muchas veces cambia con el estado del hombre. Él obra de acuerdo con la experiencia del hombre y no fuerza al hombre sino que le hace demandas que van de acuerdo con el curso normal de su experiencia. Esto quiere decir que el compartir del hombre difiere de la palabra de Dios. Lo que el hombre comparte transmite su visión y su experiencia individuales, expresando lo que ve y experimenta sobre la base de la obra de Dios. Su responsabilidad consiste en encontrar, después de que Dios obra o habla, lo que debe practicar o en lo que debe entrar, y después transmitírselo a los seguidores. Por lo tanto, la obra del hombre representa su entrada y su práctica. Por supuesto, esa obra se mezcla con las lecciones y la experiencia humanas o con algunos pensamientos humanos. No importa cómo obre el Espíritu Santo, ya sea que obre en el hombre o como Dios encarnado, siempre son los obreros que expresan lo que son. Aunque es el Espíritu Santo el que obra, la obra se basa en lo que el hombre es por naturaleza porque el Espíritu Santo no obra sin fundamento. En otras palabras, la obra no se hace de la nada sino que siempre es de acuerdo con las actuales circunstancias y las condiciones reales. Es sólo de esta manera que el carácter del hombre se puede transformar, que sus viejas nociones y sus antiguos pensamientos se pueden cambiar. Lo que el hombre expresa es lo que ve, experimenta y puede imaginar. Incluso si son doctrinas o nociones, todas ellas las puede alcanzar el pensamiento del hombre. Independientemente del tamaño de la obra del hombre, no puede superar el alcance de la experiencia del hombre, lo que el hombre ve o lo que el hombre puede imaginar o concebir. Lo que Dios expresa es lo que Dios mismo es, y esto está fuera del alcance del hombre; es decir, está fuera del alcance de su pensamiento. Él expresa Su obra de liderar a toda la humanidad, y esto no es relevante para los detalles de la experiencia humana, pero sí tiene que ver con Su propia gestión. El hombre expresa su experiencia mientras que Dios expresa Su ser: este ser es Su carácter inherente y está fuera del alcance del hombre. La experiencia del hombre es la visión y el conocimiento que adquiere basándose en la expresión que Dios hace de Su ser. Tal visión y conocimiento se llaman el ser del hombre. Se expresan sobre la base del carácter inherente del hombre y su calibre actual; por lo tanto, también se les llama el ser del hombre. El hombre es capaz de comunicar lo que experimenta y ve. Lo que no ha experimentado o visto, o que su mente no ha alcanzado, es decir, las cosas que no tiene dentro de él no las puede compartir. Si lo que el hombre expresa no es su experiencia, es su imaginación o su doctrina. En pocas palabras, no existe ninguna realidad en sus palabras. Si nunca has tenido contacto con las cosas de la sociedad, no serás capaz de compartir con claridad las relaciones complejas de la sociedad. Si no tienes familia y otras personas están hablando de temas familiares, no puedes entender la mayor parte de lo que están diciendo. Así, lo que el hombre comparte y la obra que hace representan su ser interno. Si alguien comunica lo que entiende del castigo y del juicio, pero tú no tienes experiencia al respecto, no te atreves a negar su conocimiento, y, mucho menos, te atreves a estar cien por ciento seguro de ello. Esto se debe a que lo que él comparte es algo que tú nunca has experimentado, algo que nunca has conocido, y tu mente no puede imaginarlo. Sólo puedes tomar de su conocimiento un camino futuro relacionado con el castigo y el juicio. Pero este camino sólo puede servir como un entendimiento que se basa en doctrina, y no puede reemplazar tu propio entendimiento, y, mucho menos, tu experiencia. Tal vez piensas que lo que dice es bastante correcto, pero cuando lo experimentas, lo encuentras impráctico en muchos sentidos. Quizá sientes que algo del conocimiento que escuchas es completamente impráctico; albergas nociones de eso en ese momento, y aunque lo aceptas, sólo lo haces de una forma renuente. Pero cuando lo experimentas, el conocimiento que te da nociones se convierte en tu camino de práctica. Y entre más practiques, más entiendes el verdadero valor y significado de sus palabras. Después de que has tenido la experiencia, puedes hablar del conocimiento que debes tener acerca de las cosas que has experimentado. Además, también puedes distinguir entre aquellos cuyo conocimiento es real y práctico y aquellos cuyo conocimiento se basa en doctrina y es inútil. Así que, el que el conocimiento del que estás hablando esté de acuerdo con la verdad, depende en gran parte de si tienes la experiencia práctica. Donde esté la verdad en tu experiencia, tu conocimiento será práctico y valioso. A través de tu experiencia también puedes obtener discernimiento y percepción, profundizar tu conocimiento y aumentar tu sabiduría y sentido común para conducirte. El conocimiento del que hablan las personas que no poseen la verdad es doctrina, no importa que tan elevado sea. Este tipo de persona puede ser muy inteligente cuando se trata de cuestiones de la carne pero no puede hacer distinciones cuando se trata de cuestiones espirituales. Esto se debe a que esas personas no tienen ninguna experiencia en los asuntos espirituales. Son personas que no son iluminadas en los asuntos espirituales y no entienden al espíritu. Independientemente de qué aspecto del conocimiento hables, en tanto que sea tu ser, entonces es tu experiencia personal, tu verdadero conocimiento. Se puede decir que los que sólo hablan doctrina –es decir, los que no poseen la verdad o la realidad– de lo que hablan es su ser, porque su doctrina sólo la obtienen de la contemplación profunda y es el resultado de que su mente reflexione profundamente, pero sólo es doctrina; ¡no es nada más que su imaginación! Las experiencias de los diferentes tipos de personas representan las cosas que hay dentro de ellas. Todos los que no tienen una experiencia espiritual no pueden hablar del conocimiento de la verdad, o del conocimiento correcto acerca de las diferentes clases de cosas espirituales. Lo que el hombre expresa es lo que es por dentro, no hay duda de ello. Si alguien quiere tener conocimiento de las cosas espirituales y de la verdad, debe tener una experiencia real. Si no puedes hablar con claridad acerca del sentido común en relación con la vida humana, ¿cuánto menos serás capaz de hablar de las cosas espirituales? Los que pueden liderar las iglesias, proveer vida a las personas, y ser un apóstol para estas, deben tener experiencias reales, deben tener un entendimiento correcto de las cosas espirituales, una apreciación correcta y una experiencia de la verdad. Sólo esos hombres están calificados para ser obreros o apóstoles que lideran las iglesias. De otro modo, sólo podrán seguir como el más pequeño, pero no podrán liderar y mucho menos ser un apóstol capaz de proveerles vida a las personas. Esto porque la función de los apóstoles no es correr o pelear; es servir a la vida y liderar los cambios en el carácter humano. Es una función que llevan a cabo los que son comisionados para cargar con una gran responsabilidad, y no es algo que cualquier persona pueda hacer. Esta clase de obra sólo la pueden emprender los que tienen un ser con vida; es decir, los que tienen experiencia de la verdad. No la puede emprender cualquiera que pueda rendirse, que pueda correr o que esté dispuesta a gastarse; las personas que no tienen experiencia de la verdad, que no han sido podadas o juzgadas, no son capaces de hacer este tipo de obra. Las personas sin experiencia, –es decir, personas que no tienen la realidad– no son capaces de ver la realidad con claridad porque ellas mismas no poseen el ser en este aspecto. Así, este tipo de persona no sólo no es capaz de llevar a cabo la obra de liderazgo, sino que será el objeto de eliminación si no tiene la verdad por un largo periodo de tiempo. La visión de la que hablas puede ser prueba de las dificultades que has experimentado en la vida, por qué asuntos has sido castigado, y en qué cuestiones has sido juzgado. Esto también es cierto en las pruebas: las cosas en las que uno es refinado, las cosas en las que uno es débil, estas son las cosas en las que uno tiene experiencia, las cosas en las que uno tiene caminos. Por ejemplo, si alguien sufre frustraciones en el matrimonio, la mayor parte del tiempo podrá compartir diciendo, “Gracias a Dios, alabado sea Dios, debo satisfacer el deseo del corazón de Dios y ofrecerle toda mi vida, poner mi matrimonio por completo en las manos de Dios. Estoy dispuesto a entregarle toda mi vida a Dios”. A través del compartir, todo lo que está dentro del hombre, lo que él es, se puede representar. El ritmo de la voz de una persona, si habla fuerte o en voz baja, y cuestiones similares que no son asuntos de experiencia, no pueden representar lo que él tiene o es. Sólo pueden decir si su temperamento es bueno o malo o si su naturaleza es buena o mala, pero no se pueden equiparar a si tiene experiencias. La habilidad para expresarse cuando se habla, o la destreza o la velocidad del habla, son sólo un asunto de práctica y no pueden reemplazar su experiencia. Cuando hablas acerca de tus experiencias individuales, compartes aquello a lo que le das importancia y todas las cosas que están dentro de ti. Mi habla representa Mi ser, pero lo que Yo digo está más allá del alcance del hombre. Lo que digo no es lo que el hombre experimenta, ni es algo que el hombre pueda ver y tampoco es algo que el hombre pueda tocar, sino que es lo que Yo soy. Algunas personas sólo reconocen que lo que comparto es lo que he experimentado, pero no reconocen que es la expresión directa del Espíritu. Por supuesto, lo que digo es lo que he experimentado. Soy Yo el que ha hecho la obra de gestión durante seis mil años. He experimentado todo desde el principio de la creación de la humanidad hasta ahora; ¿cómo no podría hablar acerca de eso? Cuando se trata de la naturaleza del hombre, la he visto con claridad y la he observado por mucho tiempo; ¿cómo no podría hablar de ella con claridad? Ya que he visto la esencia del hombre con claridad, estoy calificado para castigar al hombre y juzgarlo porque todo el hombre procede de Mí, pero Satanás lo ha corrompido. Por supuesto, también estoy calificado para evaluar la obra que he hecho. Aunque Mi carne no hace esta obra, es la expresión directa del Espíritu y esto es lo que tengo y lo que soy. Por lo tanto, estoy calificado para expresarlo y para hacer la obra que debo hacer. Lo que el hombre dice es lo que ha experimentado. Es lo que ha visto, lo que su mente puede alcanzar, y lo que sus sentidos pueden sentir. Eso es lo que pueden compartir. Las palabras que habló Dios encarnado son la expresión directa del Espíritu, y expresan la obra que ha hecho el Espíritu. La carne no lo ha experimentado ni lo ha visto, pero aun así expresa Su ser porque la esencia de la carne es el Espíritu, y Él expresa la obra del Espíritu. Aunque la carne no es capaz de alcanzarla, es la obra que ya ha hecho el Espíritu. Después de la encarnación, por medio de la expresión de la carne, Él permite a las personas conocer el ser de Dios y les permite ver el carácter de Dios y la obra que Él ha hecho. La obra del hombre permite a las personas tener una mayor claridad en cuanto a qué deben entrar y qué deben entender; implica liderar a las personas para que entiendan y experimenten la verdad. La obra del hombre es sustentar a las personas; la obra de Dios es abrir nuevos caminos y abrir nuevas eras para la humanidad y revelarles a las personas lo que los mortales no conocen, permitiéndoles conocer Su carácter. La obra de Dios consiste en guiar a toda la humanidad".
Extracto de “La obra de Dios y la obra del hombre”
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