Canción cristiana | El rebaño de Dios puede oír Su voz

 

Canción cristiana | El rebaño de Dios puede oír Su voz

 

I

Los días llegarán a su fin,

el mundo acabará en la nada, todo renacerá.

¡Recuérdalo!

¡No puede haber ninguna ambigüedad!

El cielo y la tierra ya no existirán,

¡pero las palabras de Dios permanecerán!

Por eso Él te exhorta: ¡No corras en vano!

¡Despierta, arrepiéntete y te salvarás!

Dios ya ha aparecido entre ustedes.

Y sí, la voz de Dios ha surgido.

El Espíritu habla a las iglesias.

Si puedes oír, ¡debes escucharlo!

¡Los que viven deben aceptarlo!

Coman y beban Sus palabras

y no tengan dudas sobre ellas.

Los que obedezcan y sigan Sus palabras

recibirán bendiciones.

II

La voz de Dios ha surgido,

es fresca y nueva cada día.

Ves a Dios y Dios te ve a ti.

Él te habla constantemente.

Pero lo rechazas, no lo conoces.

El rebaño de Dios oye Su voz, ¡pero tú dudas!

Satanás te ciega los ojos

y tu corazón es insensible.

Y no puedes ver el glorioso semblante de Dios.

¡Qué lamentable! No esperes más;

el rebaño de Dios oye Su voz.

III

Los siete Espíritus ante el trono de Dios

van a todas partes de la tierra.

Dios enviará a Su Mensajero

a hablar a todas las iglesias.

Dios es justo y fiel;

es el Dios que examina

lo más profundo del corazón del hombre.

El Espíritu habla a las iglesias.

Si puedes oír, ¡debes escucharlo!

¡Los que viven deben aceptarlo!

Coman y beban Sus palabras

y no tengan dudas sobre ellas.

Los que obedezcan y sigan Sus palabras

recibirán bendiciones.

IV

Los que buscan sinceramente Su rostro

obtendrán nueva luz y entendimiento.

Sus palabras vendrán a ti,

abrirán tus ojos espirituales.

Verás los misterios del mundo espiritual

y que el reino está entre los hombres.

Solo entra en el refugio y recibirás toda la gracia.

Ni hambruna ni plagas ni bestias

podrán tocarte o herirte.

Irás con Dios, caminarás con Él

y entrarán juntos en la gloria.

El Espíritu habla a las iglesias.

Si puedes oír, ¡debes escucharlo!

¡Los que viven deben aceptarlo!

Coman y beban Sus palabras

y no tengan dudas sobre ellas.

Los que obedezcan y sigan Sus palabras

recibirán bendiciones, oh, Sus bendiciones.

De “Seguir al Cordero y cantar nuevos cánticos”