Por Ouyang Mo, Provincia Hubei
El tiempo realmente vuela. Hong’er pasó de ser una niña ingenua a una joven agraciada y su incipiente interés en el amor se despertó. No estaba interesada en la riqueza ni el estatus sino que sólo quería una relación en la que, sin importar qué tormentas ellos capearan, existiera intimidad y amor, se ayudaran mutuamente en momentos de necesidad y envejecieran juntos. Estaba esperando tranquilamente la llegada de un momento en particular. (...)
Él irrumpió en su mundo haciendo que su corazón palpitara con su bien parecido rostro y sus ojos cristalinos y él realmente también tenía sentimientos por ella. A partir de entonces sus días tranquilos y aburridos estaban llenos de sol. Con el tiempo se unieron y la ternura de él y su consideración inspiraron el amor en Hong’er aún más que su buena apariencia. Ella sabía que él era a quien quería encomendar su vida y con quien quería envejecer. Él también prometió darle felicidad para toda la vida. Sin embargo, sus padres se quejaron de que él provenía de una familia pobre y querían que ella lo dejara. A Hong’er no le importaba eso en absoluto, sólo que realmente se amaran el uno al otro y pudieran decididamente permanecer juntos de por vida. A pesar de las objeciones de sus padres, se mudó lejos con él.
Pronto tuvieron un adorable y regordete hijito y trabajaron incansablemente para proporcionarle una vida cómoda. A pesar de que era difícil y agotador para Hong’er, trabajar duro junto a su amor cuidando su hogar juntos era una alegría muy dulce para ella. Específicamente en su cumpleaños, él gastó su salario de medio mes para conseguir que una canción de amor, Llueva o Truene, se tocara en el radio para ella. Tan pronto como comenzó, fue tan conmovida que lloró; en esa canción ella oyó las voces de sus corazones unidos. ¿Qué podría ser más precioso que dos personas enamoradas que están unidas para siempre, comprometidas entre sí? Ella no estaba buscando una gran riqueza, sólo este tipo de armonía y amor conyugal. Un hogar tan armonioso era suficiente para ella.
Los años pasaron como días y en un abrir y cerrar de ojos ya habían pasado 20 años. Su hijo había crecido y estaban trabajando duro hombro a hombro para establecer un negocio familiar de tamaño considerable. Pero en algún momento ella se dio cuenta de que él cada vez venía menos a casa y que cada vez daba más excusas de que tenía que entretener a otros. Lo que una vez había sido un hogar cálido y feliz cada vez se sentía más frío. Hong’er estaba preocupada: justo cuando se estaban preparando para la construcción de la compañía, había muchas cosas que él tenía que manejar por sí mismo y, aunque realmente estaba ocupado durante ese tiempo, siempre regresaría a casa tan pronto como pudiera. Ahora todos los aspectos de la operación de la compañía iban por buen camino y él no estaba tan ocupado como antes, así que ¿por qué estaría volviendo menos a casa? Se sentía incómoda. Tenía un entendimiento natural del estilo de sus clientes: el servicio integrado de todo tipo de entretenimiento como masajes de pies, saunas, karaoke y clubes nocturnos se había convertido en las reglas tácitas de la industria y se había convertido en una tendencia para muchos hombres ir a todo tipo de lugares de entretenimiento para tener sexo ocasional o aventuras. Con su marido entreteniendo a los huéspedes día tras día, entrando y saliendo de ese tipo de lugares de entretenimiento que estaban llenos de tentaciones, ¿podría ser que...? ¡No, no había manera! Ella y su marido habían caminado de la mano a través de todas las tormentas en las últimas dos décadas y cada cosita durante ese tiempo había sido un testimonio de su amor. ¿Cómo podía un cimiento tan fuerte de amor derrumbarse ante una pequeña tentación? Ella se sentía segura de que su amor podía soportar cualquier prueba. Hong’er usó eso para consolarse, pero enfrentada con la realidad de eso, todavía no estaba completamente tranquila.
Pero la realidad no se inclinaba hacia el autososegamiento de Hong’er como ella hubiera deseado. Su marido tenía un gasto grande e inexplicable tras otro, no lograba llegar a casa cada vez con más frecuencia y estaba muy escurridizo en sus excusas. Todas estas cosas fueron golpes para ella; las preocupaciones en su corazón pesaban sobre ella cada vez más. Aunque sentía, con base en el comportamiento inusual de su marido, que él probablemente le había sido infiel, no estaba dispuesta a aceptar o a reconocer esa realidad. No se atrevía a creer que el hombre que había jurado darle una vida de felicidad y que había aguantado dos décadas de tormentas a su lado de repente pudiera traicionarla. ¿Podría el voto de “hasta que la muerte nos separe” no haber sido nada sino una mentira fácil?
La realidad ya no permitía que Hong’er se siguiera engañando; comenzó a seguirlo. Un día lo siguió a una comunidad muy rica y descubrió que había una casa que él había construido con otra mujer. En el momento en que vio a esa mujer meciendo a un niño pequeño en sus brazos fue una conmoción absoluta. Ella no se atrevía a creerle a sus propios ojos. Se le había ocurrido muchas veces que su marido podía estar dentro y fuera de los hoteles con otras mujeres, que no era nada más que tener intimidad con ellas, pero nunca podría haber imaginado que él establecería otra familia y tendría un hijo con otra mujer. En ese momento la última pizca de consuelo que tenía para sí misma se hizo añicos, se derrumbó ante la dura verdad. En un instante sus votos y cada parte de sus más de dos décadas de apoyo mutuo se vinieron abajo, por el suelo. ¿Cómo podía ser tan cruel? ¿Podía realmente haber olvidado su promesa de darle una vida de felicidad? ¿Se había olvidado de los sentimientos que expresó a través de la canción “Llueva o Truene”? ¿Había olvidado que había renunciado a todo por él y todo lo que habían pasado juntos? ¿Cómo podía olvidar? ¿Por qué le haría eso a ella? ¿Cómo podían veinte años de amor no poder resistir la tentación de una extraña? En ese momento la ira y el dolor se agitaron en Hong’er; su corazón se estremecía y las lágrimas involuntariamente se derramaban a raudales por su rostro. Le gritó con voz ronca: “¿Estás seguro de que quieres hacernos a un lado a mí y a tu hijo y escoger a esta mujer?”. Esperaba ver una mirada de culpa en el rostro de su marido, que le dijera que se había equivocado, decir que él todavía tenía a su familia en su corazón, pero su marido completamente guardaba silencio ante sus lágrimas y su cuestionamiento. Al ver su actitud, Hong’er se derrumbó por completo. Para nada tenía idea de porqué la traicionaría tan cruelmente. Lo abofeteó con fuerza, incapaz de contener el resentimiento en su corazón.
Hong’er no tenía memoria de irse de ese lugar, se sentía como si todo hubiera sido succionado de ella. Se quedó de pie en la playa mientras el ocaso se intensificaba, sin compañía excepto la luz que se debilitaba y el último vestigio de la puesta del sol. Ola tras ola de dolor brotaron en su corazón. Escena tras escena de sus décadas juntos aparecieron ante sus ojos, una tras otra. Había ignorado las objeciones de su familia hacia él y se había mudado resueltamente lejos de casa con él. Había puesto el corazón en trabajar junto a él y ninguna de sus limitaciones financieras había apagado sus sentimientos un poco. Habían llegado hasta aquí de la mano a través de todo lo amargo y lo dulce, el viento y la lluvia. Se habían vuelto ricos y su hijo había crecido pero en realidad él era capaz de desechar a una familia feliz para construir un nido con otra mujer. Odiaba la inconstancia de él y odiaba su crueldad. Pero tan pronto como pensó en esta familia feliz en la que había trabajado tan duro para sólo desaparecer, sintió que no podía soportar separarse de ella y quería hacer todo lo posible para recuperarla. Siempre y cuando él regresara, ella podría perdonar sus transgresiones pasadas porque había apostado toda su felicidad con él.
Después de regresar a casa, Hong’er comenzó a hacer planes para salvar su matrimonio. Una amiga le dijo: “Cuando un hombre sale y trabaja para ganarse la vida, consigue más que suficientes expresiones frías ahí fuera. Cuando llega a casa necesita sentir el calor del hogar; de esa manera se sentirá feliz. Justo como dicen: ‘El camino hacia el corazón de un hombre es a través de su estómago.’”. Hong’er sabía que a su marido le gustaban las bolas de masa hervida, así que todos los días hacía cuidadosamente a mano diferentes tipos de bolas de masa hervida y pensaba en cualquier otro medio para discretamente indagar sobre él. Usó a su hijo para inventarle todo tipo de razones para que viniera a casa, pero no importaba cómo lo halagara, él siempre estaba tibio. Hong’er pensó que tal vez no estaba interesado porque ella estaba envejeciendo y perdiendo su apariencia, así que comenzó a poner mucha energía en maquillarse y parecer más joven. Pensó en muchas maneras de recuperar el corazón de su marido pero todo fue en vano. Ese periodo de tiempo fue realmente difícil y agotador para ella y se sintió realmente desamparada. Todos los días se lavaba la cara con lágrimas y no podía dormir bien por la noche. No sabía cuántas cosas había intentado para reparar su hogar roto. Sin tener otra opción sólo podía esperar en su dolor, esperar a que su marido volviera.
Hong’er esperó de esa manera durante tres años y durante esos largos días se preguntó más de una vez: “¿Cómo podían los sentimientos de más de veinte años desaparecer sólo así? ¿Por qué no podía recuperar a una familia feliz y completa de todo lo que aporté?”. Preguntó una y otra vez pero nadie le pudo dar una respuesta. Esperó día tras día pero nunca llegó nada. Fue sin duda una “sentencia de muerte” para ella y el matrimonio de su marido. Con el corazón roto, Hong’er ya no tenía la fuerza para soportar ese tipo de golpe. Había tenido suficiente y ya no tenía el valor ni la energía para seguir adelante. Se tragó cuarenta diazepams de un trago. [...]
Se despertó al día siguiente para encontrarse en el hospital y vio que su hijo y su marido estaban allí. Lágrimas ofendidas inundaron sin parar su rostro; lloró hasta marearse, con el corazón destrozado. La familia reuniéndose en estas circunstancias era tan irónico, pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Miró hacia el cielo y suspiró: “¿Quién me puede decir porqué un marido y una esposa pueden superar la adversidad juntos pero no pueden superar la riqueza? ¿Cómo podía ser tan frágil un amor de más de dos décadas?”.
Poco tiempo después de eso la suegra de su hijo compartió el evangelio de Dios de los últimos días con Hong’er y le dijo que sólo Dios podía salvarla y tener cuidado de todo su sufrimiento. Esto se debe a que el hombre fue creado por Dios; en el principio la humanidad vivió bajo el cuidado y la protección de Dios y vivió muy felizmente, pero se distanció de Dios porque fue corrompida por Satanás. Comenzó a negar la existencia de Dios y a vivir dentro del mal de Satanás; su frustración y dolor crecieron cada vez más. Dios mismo se hizo carne para expresar la verdad y salvar a la humanidad con el fin de arrebatarla de las garras de Satanás. Si alguien se presenta ante Dios, lee Sus palabras y entiende la verdad a través de ellas, sólo entonces puede percatarse de la raíz del mal en la sociedad, mantenerse lejos del mal de Satanás y vivir bajo el cuidado y la protección de Dios. La suegra de su hijo leyó un pasaje de las palabras de Dios: “El Todopoderoso tiene piedad de esta gente que sufre profundamente. Al mismo tiempo, Él está harto de esa gente que no tiene conciencia, porque Él tiene que esperar demasiado tiempo la respuesta de los humanos. Él desea buscar, encontrar tu corazón y tu espíritu. Él quiere darte alimento y agua y despertarte, para que ya no tengas sed, ya no tengas hambre. Cuando estés cansado y comiences a sentir la desolación de este mundo, no te sientas perplejo, no llores. Dios Todopoderoso, el Velador, acogerá tu llegada en cualquier momento. Él está velando a tu lado, esperando a que regreses, Él está esperando ese día cuando recobres tu memoria de repente, que te hagas consciente del hecho de que tú procedes de Dios, y que de alguna manera y en algún lugar, una vez te habías perdido, cayendo inconsciente al borde del camino y luego sin saberlo, haber tenido un padre. Luego tomas conciencia de que el Todopoderoso ha estado allí vigilando, esperando todo el tiempo tu regreso” (‘El suspiro del Todopoderoso’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Después de escuchar estas palabras que ella nunca antes había escuchado algo así, Hong’er estaba sumamente conmovida, igual que una corriente cálida que estaba brotando de su corazón y estaba calentando su cuerpo y corazón. Durante esos últimos años nadie había entendido la profunda tristeza en su corazón y nadie podía compartir la carga de su dolor. En particular, nadie había sido capaz de entenderla ni de consolarla. Había pasado innumerables noches solitarias y sin poder dormir, llorando sola en silencio hasta el amanecer. La herida la seguía como una sombra que nunca podía realmente olvidar o quitarse de encima. Pensó que no tenía opción sino seguir así, sola y con dolor por el resto de sus años. Pero ese día ese pasaje llamó a la puerta de su corazón. Se dio cuenta de que cuando estaba dolorida, soportando el sufrimiento y llorando, Dios sabía y Él siempre estaba a su lado esperando a que se diera la vuelta. Al escuchar las palabras cariñosas de Dios, Hong’er no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas; sentía que Dios estaba con ella y que realmente no estaba sola. A pesar de que no había oído acerca de Dios antes y no sabía nada de Él, Él siempre había estado observando a su lado. Él no sólo la salvó a tiempo y preservó su vida cuando ella decidió morir, sino que cuando había perdido por completo la esperanza en la vida, Él le permitió oír Su voz a través de la suegra de su hijo. Él usó Sus palabras para conmover y darle calor a su corazón, trayendo esperanza y un giro favorable a su vida de desesperación y dolor. En ese momento, Hong’er sintió el amor y la salvación de Dios y su corazón herido fue consolado. Tenía algo en qué apoyarse.
Después de eso Hong’er comenzó a ir a La Iglesia de Dios Todopoderoso a leer las palabras de Dios, a tener enseñanza sobre la verdad y a cantar himnos en alabanza a Dios con los hermanos y hermanas. Vio que todos ellos eran amables y que trataban a los demás con sinceridad. Eran capaces de sincerarse de manera sencilla y honesta sobre la corrupción que revelaban, luego analizar minuciosamente esa corrupción de acuerdo con las palabras de Dios y buscar ser personas honestas que le agradan a Dios. Nadie ridiculizaba a nadie más, sino que se ayudaban mutuamente y se daban sustento entre sí. Todas las caras estaban llenas de sonrisas felices. Hong’er encontró contagiosa la atmósfera sincera y alegre y obtuvo una especie de relajación y libertad dentro de esa gran familia que nunca antes había tenido. Redescubrió una calidez que no había sentido durante mucho tiempo y el sentimiento de volver a casa. Su angustia se calmaba día a día y poco a poco aparecieron sonrisas en su rostro. Dentro de las palabras de Dios encontró respuestas a las cosas que durante mucho tiempo la habían confundido y llegó a conocer la raíz de su propio sufrimiento. Vio lo siguiente en las palabras de Dios: “En verdad, de las innumerables cosas de la creación de Dios, el hombre es la más baja. Aunque es el señor de todas las cosas, el ser humano es el único que está sujeto a las artimañas de Satanás, el único que cae presa de su corrupción, en formas innumerables. Nunca ha tenido soberanía sobre sí mismo. La mayoría de las personas viven en el inmundo lugar de Satanás, y sufren su burla; él les toma el pelo de una forma y de otra, hasta que están medio muertos, soportando todas las vicisitudes, todas las dificultades del mundo humano. Después de jugar con ellos, Satanás pone fin a su destino” (‘Obra y entrada (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Una tras otra, todas estas corrientes conllevan una mala influencia que degenera continuamente al hombre, que baja su moral y su calidad de integridad más y más, hasta el punto de que se puede incluso afirmar que la mayoría de las personas no tienen ahora integridad ni humanidad, ni conciencia, y mucho menos razón” (‘Dios mismo, el único VI’ en “La Palabra manifestada en carne”). “Todos vosotros estáis familiarizados con la palabra ‘traición’ porque la mayoría de las personas han hecho algo para traicionar a otros antes, tal como un esposo traicionando a su esposa, una esposa traicionando a su esposo, un hijo traicionando a su padre, una hija traicionando a su madre, un esclavo traicionando a su amo, amigos traicionándose unos a otros, parientes traicionándose unos a otros, vendedores traicionando compradores, y así sucesivamente. Todos estos ejemplos contienen la esencia de la traición” (‘Un problema muy serio: la traición (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”). “La naturaleza del hombre es su vida, es un principio en el que depende para sobrevivir y es incapaz de cambiarlo. Justo como la naturaleza de la traición, si puedes hacer algo para traicionar a cualquier pariente o amigo, esto prueba que es parte de tu vida y la naturaleza con la que naciste. Esto es algo que nadie puede negar” (‘Un problema muy serio: la traición (1)’ en “La Palabra manifestada en carne”).
A través de las palabras de Dios, Hong’er entendió que todo el sufrimiento humano se origina en la corrupción de Satanás y que todas las personas viven dentro de un gran tanque saturado de maldad. Somos bombardeados con los malvados mensajes de Satanás tales como: “Mantén la casa fortaleciéndose y además diviértete”; “¿La vida es breve. Goza la copa y el canto mientras puedas?” “Aprovecha el momento, pues la vida es breve” “Nueve de cada diez hombres se hacen los tontos, el décimo de ellos es solamente un tonto”. Estos afirman que un hombre que ve a otra mujer, que tiene una amante, es tolerable y es un marcador de estatus. Además, los lugares de entretenimiento que están repletos de tentaciones están en todas partes, desde las principales calles hasta los pequeños callejones, haciéndolo muy conveniente para que las personas se entreguen a los malvados placeres carnales. Muchas personas participan descaradamente en el sexo ocasional y las aventuras. Son tan malvadas y corruptas, tan depravadas, que carecen de cualquier semejanza humana. Cuando las personas no entienden la verdad, no poseen ningún discernimiento entre el bien y el mal, la belleza y la fealdad o cualquier habilidad para diferenciar entre las cosas positivas y negativas. Sus perspectivas sobre las cosas están distorsionadas y toman las cosas malvadas como justas y honorables. Renuncian a sus votos y traicionan su matrimonio sólo para satisfacer sus deseos carnales, escapándoseles de las manos la humanidad, razón, moral y dignidad que los humanos deben poseer. Viven bajo el campo de acción de Satanás y se entregan totalmente a la carne, buscan la gratificación y satisfacen sus propios deseos indecorosos. Hong’er reflexionó un poco en esta malvada sociedad. Los maridos que traicionan a las esposas y las esposas que traicionan a los maridos son hechos comunes; bajo la corrosión de las tendencias malvadas, las personas que carecen de la verdad no tienen resistencia a estas cosas. Están sujetas al impacto de este pensamiento malvado a pesar de sí mismas e ignoran las responsabilidades, la moral y la justicia y sus conciencias sólo para satisfacer un fugaz deseo carnal. Desechan a su cónyuge causando un increíble daño emocional a su familia tal vez, incluso, una vida de sufrimiento. Ella vio que su marido también era víctima de estas malvadas tendencias satánicas. Hong’er recordó cómo su marido solía ser tan cariñoso y amoroso con ella y que nunca buscaron la riqueza material para sí mismos, sólo amor y afecto mutuos y felicidad y armonía. Pero una vez que se volvieron ricos, comenzó a entretener con frecuencia a los clientes y a saltar de un lugar de entretenimiento a otro. No pudo resistir la tentación de esas tendencias malvadas y comenzó a llevar una vida de libertinaje. Tuvo una aventura y estaba viviendo por sus deseos indecorosos, pensando sólo en satisfacer su propia lujuria carnal. Él no tuvo consideración en absoluto hacia los sentimientos de ella, mucho menos a su familia. Esto llevó a la ruptura de su hogar y a su distanciamiento. El amor que habían compartido por más de veinte años parecía tan frágil frente a esas tendencias malvadas; no pudo soportar el menor golpe. ¿No fue todo eso el resultado de la corrupción del hombre por parte de Satanás?
Hong’er reconoció que había sido tan profundamente dañada por Satanás, siempre buscando el amor de la armonía conyugal, envejeciendo juntos y “hasta que la muerte nos separe”. Pensó que tener ese tipo de matrimonio era la única felicidad en la vida. Después de que su marido se alejó, intentó todo para salvar su amor que había sido destruido, y cuando su deseo no se cumplió, vivió con un aturdimiento de dolor y no se pudo liberar, intentando incluso encontrar alivio en la muerte. ¿No era todo eso sólo los pensamientos y las perspectivas erróneas en las que Satanás ha empapado a la humanidad al jugar con ella y hacerle daño? Sólo al leer las palabras de Dios Hong'er entendió que todos los humanos son egoístas y que hacen todas las cosas para su propio beneficio y de acuerdo con sus propios principios. No existe amor verdadero entre dos personas; el amor romántico simplemente no existe. Pero Satanás usa todo tipo de conceptos absurdos para corromper y seducir a las personas para que veneren el mal y busquen el amor romántico por encima de todo lo demás, viviendo completamente dentro de su ilusión. Se vuelven cada vez más corruptas y depravadas y se alejan cada vez más de Dios. Fue entonces que Hong’er experimentó realmente que sin la verdad las personas no tienen discernimiento entre el bien y el mal, la belleza y la fealdad y no tienen discernimiento sobre las cosas positivas. Satanás sólo jugueteará con ellas y las perjudicará y al final se las tragará enteras. Gracias a la salvación de Dios Hong’er vio la verdad de la corrupción de la humanidad por parte de Satanás y descubrió la raíz del sufrimiento. Las palabras de Dios iluminaron muchísimo su corazón; se sentía mucho más tranquila.
Hong’er leyó luego este pasaje de las palabras de Dios: “Al ser la esencia de Dios santa, esto significa que sólo por medio de Él puedes recorrer el camino brillante y correcto que cruza la vida; sólo a través de Dios puedes conocer el significado de la vida, puedes vivir una vida real, poseer la verdad, conocerla y obtener la vida desde la verdad. Sólo Dios mismo puede ayudar al hombre a apartarse del mal y librarse del daño y del control de Satanás. Aparte de Dios, nadie ni nada puede salvarte del mar de sufrimiento, para que dejes de sufrir: esto queda determinado por la esencia de Dios. Sólo Él mismo te salva tan desinteresadamente, sólo Él es responsable en última instancia por tu futuro, tu destino y tu vida, y Él lo dispone todo para ti. Esto es algo que nada creado o no creado puede conseguir. Porque nada creado o no creado posee una esencia de Dios como esta, ninguna persona o cosa tiene la capacidad de salvarte o dirigirte. Esta es la importancia de la esencia de Dios para el hombre” (‘Dios mismo, el único VI’ en “La Palabra manifestada en carne”).
Hong’er entendió por las palabras de Dios que sólo Dios puede salvar al hombre de la corrupción de Satanás y que las personas sólo pueden obtener discernimiento sobre las tácticas y métodos de Satanás para corromper a la humanidad al entender la verdad mediante las palabras de Dios. Esa es la única manera de llegar a comprender bien el engaño de Satanás, de escapar de su mal y de vivir libremente. Suspiró, lamentando que por tantos años hubiera estado gobernada por las ideas erróneas y que buscar la felicidad a través del matrimonio no era nada más que una ilusión. Pensó en el hecho de que su marido también era una persona corrompida por Satanás y que todo lo que buscaba eran cosas negativas o malas. Así que él sólo podía darle sufrimiento y heridas; no podía darle ninguna felicidad en absoluto. Sólo el amor de Dios por las personas es desinteresado y sólo Dios quiere de todo corazón salvar a las personas del reino de Satanás. Dios ha expresado todo tipo de verdades y arregla todo tipo de entornos con el fin de purificar y transformar a la humanidad y todo es para guiar a las personas a escapar del mal de Satanás y darles vidas felices. Pero para la humanidad corrupta, tan pronto como algo toque su propio interés personal, traicionará; sólo Dios puede estar al lado de las personas en todo momento, en todos los lugares y ayudarlas a superar todas las adversidades. Sólo se puede confiar verdaderamente en Dios y la casa de Dios es el único puerto real para el alma de una persona. En el pasado Hong’er no tenía entendimiento de las tendencias malvadas que surgen de Satanás y acababa de vivir en el resentimiento por su marido sin ninguna felicidad ni alegría. Pasó todos los días en la miseria, atada y perjudicada por Satanás, el dolor fue indecible. Ahora que había encontrado la raíz de su sufrimiento ya no odiaba a su marido. Era como si le hubieran quitado un gran peso de encima y sintió una especie de paz, tranquilidad y libertad en su alma que nunca antes había tenido. Realmente obtuvo la experiencia de tener discernimiento sobre todo tipo de personas, eventos y cosas por entender la verdad y finalmente era libre de la tortura del sufrimiento y del mal de Satanás.
Ahora que tenía el esclarecimiento y la guía de las palabras de Dios, Hong’er ya no estaba con el ánimo decaído como antes. También lo soltó por completo y llegó a la paz con su marido traicionando su matrimonio. Finalmente le dijo adiós a aquellos días de ese aturdimiento que se alzaba imponente sobre ella y todos los que la conocían dijeron que había cambiado como persona, que se había vuelto más lúcida y despreocupada. Ella estaba llena de gratitud hacia Dios porque todos estos cambios se lograron en ella a través de las palabras de Dios.
Han pasado varios años. Hong’er lee las palabras de Dios a menudo, vive la vida de iglesia, tiene comunión sobre las palabras de Dios con los hermanos y hermanas e invierte todo para llevar a cabo el deber de uno de la creación. Sus días son muy satisfactorios. Ha entendido algunas verdades y ha visto claramente que la vida de una persona en la tierra no sólo se vive por el bien de su cónyuge o hijos, sino que es para llevar a cabo el deber apropiado de una criatura y que sólo viviendo de esa manera uno puede darle alegría a Dios. Finalmente ha encontrado la senda correcta en la vida, que es seguir a Dios, aceptar el juicio y castigo de las palabras de Dios, someterse a la obra de Dios y buscar entender y obtener la verdad. Es temer a Dios y evitar el mal y convertirse en alguien que obedece y adora a Dios. Sólo todo esto es el tipo de vida más significativo y feliz. El deseo de Hong’er es tomar este tipo de senda en la vida bajo la guía y el liderazgo de Dios, obtener la verdad y la vida, liberarse completamente del mal de Satanás y vivir una vida con significado; ¡vivir la realidad de la verdad y darle gloria a Dios!