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La obra de Dios encarnado no es misteriosa ni espectacular.
Es real y actual, como uno y uno son dos; no está oculta ni es ambigüa.
Todos la ven auténtica, así la verdad y la ciencia que obtienen.
Cuando la obra llegue a su fin, el conocimiento de Él se renovará,
y no habrá concepciones en quienes de verdad lo buscan.
Al golpear Moisés la roca, el agua de ahí brotó,
regalo de Jehová, fue por fe.
Al tocar David música para elogiar a Jehová,
lleno su corazón de gozo, fue por fe.
Cuando Job perdió sus posesiones y su rebaño,
y se llenó de abscesos, fue por fe.
La obra de Dios sigue avanzando;
aunque siempre será la misma misión,
los medios de Su obra siempre cambian,
lo mismo que los que lo siguen.
Mientras Dios realiza más obra, más profundo lo conoce el hombre,
más cambia el carácter del hombre junto a Su obra.
Dios espera que cuando entiendas el verdadero lado de Él,
crecerás mucho más cerca de Él;
de verdad experimentarás Su amor y Su preocupación por la humanidad;
a Él tu corazón le darás,
sin más dudas, ni más sospechas sobre Él.
En silencio hace todo por el hombre.
La “compasión”, puede entenderse de diferentes formas.
Significa amar, proteger y cuidar.
“Compasión”, significa amar profundamente y cuidar,
pero no para herir.
En definitiva es un reflejo de amor y ternura,
o expresar el sentimiento de que no abandonará.
Es la misericordia y la tolerancia de Dios al hombre.
La obra de Dios al juzgar
no es en pocas palabras, sólo para aclarar la naturaleza del hombre,
sino para relevarlo, tratarlo y podarlo con el tiempo.
Tales formas de tratar no pueden cambiarse por simples palabras,
sólo por la verdad que el hombre no posee.
Sólo tal obra se considera juicio,
que puede hacer que el hombre obedezca a Dios
de boca y corazón, dentro y fuera,
y que en verdad lo conozca.
Dios hizo un nuevo comienzo en la tierra,
en ella encontró Su gloria.
La perspectiva final es muy bella,
Él no contiene el orgullo, en Su pecho se inflama.
Su corazón late y las colinas saltan de gozo igual.
Las aguas bailan con júbilo y las olas al compás, batiendo contra las rocas.
Inefable es Su corazón.
En esta encarnación de Dios en la tierra, Él hace Su obra entre los hombres.
Toda esta obra tiene un propósito: derrotar al diablo Satanás.
Lo derrotará conquistando al hombre, y haciéndoos completos.
Cuando deis resonante testimonio,
también será señal de la derrota de Satanás.
La escena de la Biblia de “El mandato de Dios a Adán”
conmueve y reconforta.
La imagen describe a Dios a solas con el hombre,
la relación entre ambos es tan íntima que empezamos a sentir
asombro y admiración.
Dios trae el fin a la humanidad en mundo.
Él pone al descubierto todo Su carácter profundamente.
Todos los que lo conocen y todos los que no, se deleitarán al verlo.
Todos verán a Dios, todos verán a Dios.
Él ha venido entre los hombres en la tierra, donde todo se multiplica.
Todos verán a Dios, todos verán a Dios.