Cuando no entiendes a Dios, ni conoces Su carácter,
no podrá abrirse tu corazón de verdad a Dios.
Cuando entiendas a tu Dios,
entenderás qué hay en Su corazón,
y probarás lo que hay en Él con toda atención y fe.
Cuando pruebes el corazón de Dios, poco a poco, día a día,
cuando pruebes lo que hay en Su corazón,
abrirás tu corazón a Él.
El conocimiento de Dios no depende de la experiencia
ni de la imaginación.
Estas no deben ser impuestas a Dios.
Pues no importa lo ricas que la experiencia humana y la fantasía sean,
están limitadas, no son hechos ni verdad,
siendo tan incompatibles con el carácter real de Dios,
siendo tan inconsistentes con Su esencia real.