Oigo una voz familiar, me llama una y otra vez.
Me despierto y volteo a ver, quién habla ahí.
Su voz es suave y grave, ¡Su imagen bella es!
Sufro golpes y llevo un gran dolor, Su tierna mano me acaricia.
Al darme cuenta de que fue el Todopoderoso con quien luché.
Me odio, arrepentida, pienso en lo que hice.
Tan corrupta, sin humanidad, ahora veo la verdad.
Un nuevo comienzo, a la verdadera vida, cumplo mi deber.
Por prestigio, reto a Dios, soy indigna.