En realidad, los verdaderos vencedores se refieren a aquellos que se separan completamente del pecado y se limpian, que son compatibles con Dios y pueden someterse a Él hasta la muerte.
Zhang Mingdao y otros confiaron en el poder de las palabras y oraciones de Dios para refutar categóricamente todas estas herejías y falacias, lo que llevó a la derrota total y vergonzosa de las fuerzas brutales del Partido Comunista Chino. En esta guerra sin armas, la verdad derrotó a la falacia y la justicia derrotó al mal.
Suele decirse que "las tormentas vienen sin avisar y la desgracia acontece de un día para otro". En esta era de rápida expansión de la ciencia, el transporte moderno y la riqueza material, cada día suceden más desastres a nuestro alrededor.