Hermanos y hermanas, por las comunicaciones de ayer, hemos podido entender que el verdadero significado del descenso del Hijo del hombre se refiere a que vendrá el Señor por medio de la encarnación. Pero sabemos que el Señor es fiel, lo que dijo, se lo compliría seguramente uno por otro, entonces ¿cómo cumplirán las profecías de que el Señor descenderá?
En los últimos días, Dios se encarna y desciende en secreto entre los hombres para expresar las palabras, purificando y perfeccionando a todos los que escuchan Su voz y regresan ante Su trono y formando un grupo de vencedores. Entonces Dios envía el gran desastre refinando y castigando a los que no aceptan el juicio de Dios de los últimos días.
Después, Dios descenderá con las nubes para aparecer públicamente ante todos los hombres. Entonces, se cumplirá del todo la profecía de Apocalipsis 1:6: “Mirad cómo viene sentado sobre las nubes del cielo, y han de verle todos los ojos, y los mismos que le traspasaron o clavaron en la cruz. Y todos los pueblos de la tierra se herirán los pechos al verle. Sí, por cierto. Así será”. ¿Por qué, cuando el Señor descienda con las nubes, aún será visible para aquellos que lo laceraron? ¿Y quiénes son los que lo laceraron? Algunos dicen que son los que clavaron al Señor Jesús en la cruz. ¿Es realmente así? ¿Acaso los que crucificaron al Señor Jesús no fueron maldecidos y destruidos por Dios hace mucho tiempo? En realidad, aquellos que lo laceraron son quienes, durante el periodo en el que Dios encarnado ha descendido en secreto en los últimos días para obrar, no buscan Su voz, pero sí condenan y se oponen a Dios. Se golpearán el pecho, llorarán y rechinarán los dientes, pero su final sólo podrá ser el castigo.cri
Dios Todopoderoso dice: “Muchas personas pueden no preocuparse por lo que digo, pero aun así quiero decirle a cada uno de estos llamados santos que siguen a Jesús que, cuando lo veáis descendiendo del cielo sobre una nube blanca con vuestros propios ojos, esta será la aparición pública del Sol de justicia. Quizás será un momento de gran entusiasmo para ti, pero deberías saber que el momento en el que veas a Jesús descender del cielo será también el momento en el que irás al infierno a ser castigado. Ese momento anunciará el final del plan de gestión de Dios, y será cuando Él recompense a los buenos y castigue a los malos. Porque Su juicio habrá terminado antes de que el hombre vea señales, cuando sólo exista la expresión de la verdad. Aquellos que acepten la verdad y no busquen señales, y por tanto hayan sido purificados, habrán regresado ante el trono de Dios y entrado en el abrazo del Creador. Sólo aquellos que persisten en la creencia de que ‘El Jesús que no cabalgue sobre una nube blanca es un falso Cristo’ se verán sometidos al castigo eterno, porque sólo creen en el Jesús que exhibe señales, pero no reconocen al Jesús que proclama un juicio severo y manifiesta el camino verdadero de la vida. Y por tanto, sólo puede ser que Jesús trate con ellos cuando Él vuelva abiertamente sobre una nube blanca. […] El regreso de Jesús es una gran salvación para aquellos que son capaces de aceptar la verdad, pero para los que son incapaces de hacerlo es una señal de condenación. Debéis elegir vuestro propio camino y no blasfemar contra el Espíritu Santo ni rechazar la verdad. No debéis ser personas ignorantes y arrogantes, sino alguien que obedece la dirección del Espíritu Santo, que anhela y busca la verdad; sólo así os beneficiaréis”.
De esto nos hemos dado cuenta de que la obra de la encarnación de Dios en los últimos días durante Su descenso en secreto entre los hombres es una etapa crucial del perfeccionamiento del hombre por parte de Dios. En el plan de gestión de Dios, esta obra representa una oportunidad sumamente rara para que Dios perfeccione al hombre. Todos los que aceptan la obra secreta de Dios y son perfeccionados han recibido la gracia especial de Dios y son los más bendecidos. Si no apreciamos esta oportunidad tan excepcional y nos perdemos la obra de Dios de formar vencedores, sólo podremos gemir y rechinar los dientes, sumidos en un profundo pesar.
Extracto de “La Palabra manifestada en carne”
Fuente: Relámpago Oriental